Ubicada en Reynosa, Tamaulipas, esta casa fue diseñada para un matrimonio joven que buscaba un espacio contemporáneo que reflejara su estilo de vida y necesidades.

Desde el inicio, el color blanco se estableció como un elemento esencial del proyecto, simbolizando pureza, tranquilidad y atemporalidad. La presencia del agua también fue un factor clave en el diseño, aportando frescura y un toque de serenidad al entorno.

El diseño de la casa se caracteriza por su orientación hacia el interior, creando un refugio privado y tranquilo que se cierra al exterior. Este enfoque no solo garantiza la privacidad de los habitantes, sino que también ofrece un ambiente protegido del bullicio de la ciudad.

Al entrar, los espacios interiores están bañados de luz natural gracias a grandes ventanales estratégicamente colocados que mantienen la privacidad al mismo tiempo que invitan al entorno natural a entrar. La paleta de colores sigue siendo predominantemente blanca, con toques de materiales naturales como la madera y la piedra, que añaden calidez y textura al espacio.

El corazón de la casa es un patio central que incluye un árbol, el cual no solo actúa como un elemento decorativo, sino que también proporciona una sensación de calma y frescura. Este espacio central se convierte en el punto de encuentro para la pareja, un lugar donde pueden relajarse y disfrutar del sonido del agua.